martes, 11 de diciembre de 2007

Historia del Principado de Asturias

Por su legado histórico comienza en la prehistoria, en la Edad de Bronce, la cual les dejo importantes restos de castros celtas, cuevas con pinturas rupestres y utensilios. Luego llegaron los romanos, quienes al mando del emperador Augusto, ocuparon e impusieron su cultura y su forma de hacer la cosas a las tribus cántabras existentes. Construyeron calzadas para conectar ciudades y transportar la riquezas que encontraban hasta Roma; puentes y acueductos, para hacer llegar el agua a las ciudades, termas, casas señoriales...


El Principado también vivió la reconquista de la mano del Rey Don Pelayo, quien en la celebre batalla de Covandonga, en el año 723 echo a los árabes en su intento por ocupar sus tierras. Desde entonces El Real Sitio de Covadonga se ha convertido el lugar de peregrinaciones todos los día 8 de Septiembre. El Rey Don Pelayo fue quien instauró la dinastía asturiana, hasta que en el año 910 el Reino de Asturias pasó a incorporarse al Reino de Castilla. Durante los reinados de esta dinastía, nació la estilo prerrománico asturiano, principalmente gracias al rey Alfonso II el Casto, que marcaría las pautas de las construcciones religiosas tanto en el resto de España como en Europa. Existen grandes obras tanto prerrománica como románicas.


En 1388 quedó constituido el Principado de Asturias, por el cual todos los herederos de la Corona Española, ostentan el título de Príncipes de Asturias.


Durante el renacimiento, se construyeron importantes casonas y palacios de estilo barroco o renacentista. Más tarde y arquitectónicamente hablando, llegaría el estilo indiano, que no es más que los palacios que se hacían construir los asturianos ricos, a su regreso de tierras americanas donde habían emigrado para hacer fortuna.

Siglos más tarde, se industrializó el Principado con las minas de carbón y de hierro y esto cambió completamente el panorama de este país, el cual había sido hasta entonces: marinero, agricultor y ganadero. En 1934 una revuelta minera con sus líos sindicales, marcó el clima político de España, el cual 2 años más tarde desembocaría en la Guerra Civil Española.

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