En el origen, los lugares estaban formados por diversas agrupaciones familiares que se reunían en barrios (Hara). Normalmente una Hara estaba compuesto por un pequeño grupo de casas rodeadas de terrenos de cultivos y huertos interiores. En las fértiles laderas de las montañas alpujarreñas, situadas cerca de los caminos, se iban agrupando varias Haras, guardando cierta distancia unas de otras y comunicadas por caminos. Conforme fue pasando el tiempo estas agrupaciones se fueron compactando y las Haras se fueron uniendo, dando lugar a los primeros poblados importantes, aproximadamente en el siglo X.
Durante los siglos XIII, XIV y XV se produce un aumento de la población en la comarca, lo que hizo que los poblados se fueran compactando de manera que en los pueblos casi no se diferenciaban entre sí las diferentes Haras, aunque hoy en día existen pueblos o parte de los mismos en los que se distinguen fácilmente las Haras originales. Por tanto la calle alpujarreña es el resultado de la anexión de viviendas a las diferentes haras, sin ningún tipo de trazado, simplemente cumplía la función de tránsito entre las diferentes casas y haras, es por ello que las calles en la sociedad musulmana son estrechas, retorcidas y llenas de rincones, ya que no cumplía la función social que puede tener en nuestros días.
Algunos ejemplos de núcleos en los que se diferencian las Haras están situados sobre todo en la Taha de Pitres, antigua Taha de Ferreira, en pueblos como Capilerilla, Mecina Fondales, Ferreirola o Atalbéitar (cuyo origen es Harat – al – beitar, “Barrio del veterinario”).
LA VIVIENDA ALPUJARREÑA
Las casas alpujarreñas, construida con los mismos materiales de los que se disponía en el entorno, es prácticamente una continuación del paisaje, los materiales que se utilizan son apenas transformados por la mano del hombre, dando a nuestras casas y pueblos ese aspecto rústico que tan atractiva hacen a La Alpujarra. En aquella época no se utilizaba la cal, que se empezó a usar como desinfectante en el siglo XVII tras una epidemia de peste y para dar más luminosidad al interior de la morada.
Las casas se construyen en lugares de tierra firme, en zonas protegidas por árboles en su parte superior y sobre espolones de roca firme. El diseño de la casa se adapta a la ladera de la montaña, porque en aquella época era muy difícil adaptar el terreno a la casa, por tanto había que adaptar la casa al terreno.
ELEMENTOS MÁS CARACTERÍSTICOS DE LA ARQUITECTURA Y URBANISMO ALPUJARREÑOS
Los Tinaos:
Es sin duda lo más original de la tipología alpujarreña, espacios de transición entre el espacio público y el privado que se configuran como un espacio esencial de sociabilidad, de interacción.
Como extensión del uso agrícola, el tinao es una plataforma que recubre, total o parcialmente, la calle situada al Sur de la casa y prolonga el piso de la habitación ante la fachada principal. Su parte baja sirve de abrigo a las operaciones de carga y descarga. Su parte superior, esutilizada, en principio, para el secado de alimentos, siendo un lugar de reunión muy apreciado entre los vecinos. Su situación sobre la calle lo convierte en el único punto desde donde se ven todas las casas vecinas. En verano, su sombra inferior es apreciada, y en invierno, las mujeres se reúnen sobre él para realizar algunas tareas agrícolas o para conversar.
El tipo más sencillo, consistente en una plataforma que vuela sobre la calle apoyándose sobre pilastras de lajas de pizarra o sobre la construcción al otro lado de la calle, adquiere mayor complejidad en otras soluciones, cubiertas con otro techo, o completamente cerradas.
Las Chimeneas:
En el perfil urbano de los núcleos toma una significativa presencia la chimenea, convertida muchas veces en bandera o símbolo representativo de esta arquitectura cuando su forma es troncocónica, y rematada con un sombrero constituido por una laja y una castigadera encima; aunque ésta no es la única tipología presente. También las hay de sección cuadrada; con o sin coronar por una laja; con y sin castigadera; de sección constante o variable reduciéndose en altura. Ésta oscila por lo general entre setenta y cinco centímetros a un metro y medio, hasta ganar la altura suficiente para su correcto funcionamiento.
Los Lavaderos:
Se trata de lugares de gran interés etnológico por convertirse en ámbitos de sociabilidad femenina. Aún se siguen utilizando, aunque para actividades marginales, como lavar lana, sacos, etc.
Están construidos con las mismas técnicas constructivas que el resto de construcciones de la zona (muros de mampostería de lajas de pizarra y techos a base de forjados de rollizos de madera de castaño y lajas de pizarra cubiertos de launa), destacando las pilas de piedra como elementos de mayor interés constructivo. Su posición en la trama urbana tiene también tiene gran interés por ubicarse siempre relacionados con la red de acequias y de drenaje que recorren todos los municipios de La Alpujarra, integrándose armoniosamente en los mismos, y suponiendo uno de los elementos que cualifican singularmente el ambiente urbano.
Las Fuentes:
Las fuentes funcionan desde el principio de los asentamientos como un elemento articulador del espacio urbano. Eran necesarias para el consumo humano y para el cuidado de los animales del campo. Debían estar cerca de la vivienda y relacionadas con la misma por un camino no muy empinado. Han variado poco de lugar pero su función ha cambiado mucho al no ser necesario transportar el agua hasta las casas ni utilizarlo de abrevadero. Actualmente, son elementos cualificadotes del espacio público, por su alto valor etnológico y ambiental.
miércoles, 13 de febrero de 2008
La Arquitectura Tradicional Alpujarreña
en 2:31
Etiquetas: Turismo rural
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