Al amparo de Sierra Nevada, con sus pequeños pueblos blancos moteando el paisaje, se extiende la Alpujarra, la tierra que los moriscos abandonaron sólo bajo la imposición de las armas.
Quizás sea su peculiar arquitectura, más parecida a la del norte de África que a la del resto de Andalucía, lo que hace de La Alpujarra un lugar tan especial. O quizá su paisaje, salpicado de almendros, parrales y árboles frutales, un auténtico vergel creado en medio de dos sierras. La Alpujarra es la sencillez hecha belleza, el encanto de una tierra de raíces ancestrales y de unas gentes que, sabiamente, han sabido transformar lo que la naturaleza les ha legado en todo un paraíso. El último refugio de los moriscos de Al-Andalus ofrece hoy, en el siglo XXI, el encanto de un lugar único y el saber vivir de un pueblo, abierto y hospitalario, que sin duda es el patrimonio más valioso de la comarca.
Sus pueblos se tienden en las laderas mirando al sur, como si percibieran la presencia del Mediterráneo en el horizonte. También los campos de cultivo trepan por las faldas de la montaña, formando bancales que hoy, como en los tiempos de Al-Andalus, son regados por las acequias que conducen el agua de las frías cumbres de Sierra Nevada. El agua es un elemento clave de La Alpujarra, tierra bañada por los mismos ríos, fuentes y manantiales que enamoraron a los musulmanes hace más de mil años.
LA MEZQUITA DE BUSQUÍSTAR
Este lugar situado entre los pueblos de Pórtugos y Busquístar es uno de los lugares más espectaculares de la comarca Alpujarreña. Formado por un espolón rocoso que se eleva sobre el impresionante valle del río Trevélez y sobre el cual se han encontrado restos de actividad humana de los siglos VIII y IX. Concretamente un muro de mampostería y pozos excavados en la roca, que servían para recoger la lluvia. El principal atractivo de este lugar es la impresionante panorámica de los pueblos de la antigua tahá de Ferreira, pues este lugar servía de puesto de vigilancia y de defensa en los tiempos en que La Alpujarra era árabe. Podemos contemplar pueblos como Pitres, Capilerilla, Pórtugos, Ferreirola, Mecina Fondales, Atalbéita y Busquístar. También podemos divisar las Minas del Conjuro, de las cuales se extrajo hierro hasta mediados del siglo XX
TAJOS DEL ÁNGEL
Perteneciente al término municipal de Bubión, desde este estratégico mirador se puede contemplar en toda su belleza el Barranco del Poqueira con sus tres pueblos: Pampaneira, Bubión y Capileira, así como las cumbres que forman la cabecera de dicho barranco y que son las más altas de la Península, como son el Veleta, el Mulhacén, los crestones de Río Seco, el Cerro de los Machos, etc. Se accede desde la carretera que sube de Capileira a Sierra Nevada. Es el lugar ideal para comprender la importancia del agua para los cultivos y la vida en el Barranco del Poqueira y La Alpujarra en general, ya que se puede observar como desde las más altas cumbres los pequeños riachuelos han ido configurando el paisaje y cómo el hombre ha sabido aprovechar este valioso recurso para transformar las laderas del Barranco en zonas de cultivo.
TAJO CORTÉS:
Como su nombre indica, este tajo se sitúa entre los términos de Pitres y Pórtugos. Desde allí se pueden contemplar excelentes vistas de La Tahá y de la Sierra de Lújar. Al fondo del tajo discurre el Río Bermejo, y existe una cascada en la que se puede practicar barranquismo y otros deportes de aventura. Justo al lado está el Área Recreativa Río Bermejo. Se accede tomando la carretera desde Capileira a Sierra Nevada y es uno de los lugares más atractivos de la comarca alpujarreña.
PUENTE ROMANO DE MECINA BOMBARÓN
Puente de Piedra sobre el Río Mecina atribuido a los romanos, Mecina conserva intacto su viejo puente del antiguo “Camino Real” que unía Almería con Granada. Algunos atribuyen origen romano a esta reliquia arquitectónica, considerada con el pueblo como un auténtico monumento local. Esta situado por debajo del puente moderno de actual tránsito, y contraste con este por su singularidad y estilo. Es de un alto valor arquitectónica y posee una gran antigüedad, además de ser el único de la comarca que pervive inmóvil en el tiempo.
LAVADEROS Y FUENTES
Algunos de los elementos con más presencia en los pueblos de la Alpujarra y por tanto también en nuestro municipio son los antiguos lavaderos y fuentes. En un entorno natural plegado de vegetación y al aire libre se sitúan la mayoría de estas pilas e lavar. Nuestras madres y abuelas aún nos siguen relatando aquellas mañana en las que pasaban junto a las bastas piedras de los lavaderos frotando las montañas de ropa con un pedazo de jabón casero. Eran los lugares más frecuentados por todas las mujeres del pueblo, y además de lugar de trabajo lo era de reunión y cotilleo. Los lavaderos representaban un auténtico aforo de relaciones sociales en la que no había lugar para la distinción de clases.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Turismo rural en La Alpujarra (Granada Rural).
en 2:30
Etiquetas: Turismo rural
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