Si eres madre primeriza te vendrá bien conocer los consejos acerca de cómo lavar correctamente a tu bebé. No te los pierdas. Son muy sencillos.
¿Cómo bañar a un recién nacido?, ¿cuándo es mejor hacerlo? Y ¿cuál es el lugar más adecuado? Éstas son preguntas habituales de las madres primerizas.
Lo normal es que antes de abandonar el hospital, el doctor te dé una serie pautas sobre este tema. Sin embargo, es normal que cuando llegues a casa con tu recién nacido te surjan dudas y los miedos.
El bebé es tan pequeño y tiene la piel tan sensible que parece que cualquier cosa que le hagamos puede perjudicarle.
Antes de bañar a un recién nacido debes saber que:
No debes bañar al niño hasta que se le haya caído el cordón umbilical.
Lo normal es que la caída del cordón se produzca entre los 10 días y las cuatro semanas. Pero, ¿qué hay que hacer hasta entonces?, ¿no lavar al bebé? Tranquila, la respuesta es no. Únicamente debes seguir los siguientes pasos:
Cubre una mesa amplia con un plástico y una toalla grande.
Llena un cuenco con agua templada jabonosa y coge una manopla suave.
Envuelve al niño en una toalla para que sólo quede desnuda la zona que vas a lavar.
Primero lávale la cara y la cabeza con la manopla humedecida con el agua con jabón y luego el resto del cuerpo.
Da unos toques al ombligo con una gasa estéril empapada en alcohol.
Para evitar roces cierra el pañal por debajo del ombligo.
No abuses de los baños una vez se le haya caído el cordón.
Aprende a cambiarle y vestirle
El bebé debe estar con el pañal seco y la ropa limpia. En ocasiones, puede resultar angustioso el momento de vestir y desvestir al bebé, porque a los padres puede darles miedo manejarle y hacerle daño. No hay que preocuparse.
Vestir al niño es algo sumamente sencillo y basta tener en cuenta una serie de cosas para que todo vaya bien:
La temperatura del cuarto donde se vista al bebé debe ser cálida, evitando zonas calurosas o frías y las corrientes de aire.
Se debe colocar al bebé sobre una superficie plana y firme como el cambiador o la cama, colocando una toalla o empapador debajo de él.
Es importante tener todo al alcance de la mano, para evitar tener que dejar solo al bebé.
Es probable que el bebé llore y se agite por el cambio de temperatura y la manipulación. Es normal, por lo que no se debe perder la calma. Hay que continuar cambiándole sin prisas, con suavidad y determinación.
Se le puede ofrecer un juguete o distraerle hablándole, cantándole o haciéndole cosquillas. Es bueno besarle y acariciarle para convertir este momento en un juego.
Hay que utilizar prendas fabricadas con tejidos naturales, de colores claros, y suaves al tacto. No usar cintas ni colgantes, ni lanas con pelo que puedan enrollarse alrededor del bebé y hacerles daño. La ropa debe estar poco ajustada para dejar al bebé que se mueva con libertad.
La cantidad de ropa que hay que ponerle debe ser la misma que nos pondríamos a nosotros mismos. No se debe caer en la tentación de abrigarles en exceso porque podría ser malo para el bebé.
miércoles, 30 de enero de 2008
Aprende a lavar a tu bebé
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