miércoles, 30 de enero de 2008

Cómo mejorar la dieta de los niños

No podemos negarlo. La alimentación de nuestros hijos tiene algunas carencias y ciertos excesos. Saber qué alimentos hay que evitar y cuáles debemos incrementar, ayudarán a que crezcan más sanos y fuertes.

Los expertos no se cansan de repetirlo: la alimentación de los más pequeños debería mejorar. Estas recomendaciones te serán útiles para lograr que sigan una dieta sana.

Desayunar. Después de ocho o diez horas de ayuno, es primordial sentarse a comer algo para empezar el día con buen ánimo y para concentrarse en el colegio. En esta comida no debe faltar un vaso de leche con azúcar o cacao (u otro derivado lácteo), fruta y un cereal (copos, tostadas, etc.).

Hacer cinco comidas. Tres grandes y dos pequeñas en el recreo y la merienda. Al comer a menudo se evitan las bajadas de glucosa y se digieren mejor los alimentos.

Tomar cinco raciones de frutas y verduras al día. Estos vegetales cubren las necesidades de vitaminas y minerales y además ayudan a prevenir ciertas enfermedades, entre ellas algunos tipos de cáncer. Se considera una ración de fruta una pieza o una porción de entre 50 gramos (plátano, uvas, cerezas, higos) y 100 (naranja, pera, ciruela, piña, kiwi, fresa). En el caso de las verduras, una ración es 100 g de alcachofas, 150 de judías verdes o 200 de acelgas, espinacas, coliflor o calabacín.

Tomar seis raciones de hidratos de carbono complejos (legumbres, arroz, pan, pasta).

Este grupo de alimentos proporciona glucosa, que es la gasolina del organismo, lo que nos permite movernos y tener actividad intelectual. Se consiguen al tomar tres rebanadas de pan, unos cereales y un plato de legumbres.

Evitar el exceso de grasas. Las saturadas (bollería, fritos) dañan los vasos sanguíneos.

No abusar de la sal. Para cubrir las necesidades de sodio es suficiente con la que se pone al cocinar. No hay que añadir más.

Evitar comer delante de la tele. Consumen patatas fritas, gusanitos y otros aperitivos contienen muchas grasas, sobre todo de las llamadas trans (parcialmente hidrogenadas) que se acumulan en el abdomen y en torno a los órganos vitales. Las chucherías tampoco son recomendables, desequilibran la dieta, favorecen las caries y quitan el apetito.

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